PERFIL
Francia Márquez, una vicepresidenta afroamericana, feminista y de origen humilde
Mamá soltera, mujer afrodescendiente en uno de los departamentos de Colombia más castigados por la violencia, lideresa ambiental por la defensa de los territorios ancestrales, activista social y ahora, vicepresidenta del país andino en unos comicios donde la izquierda y las políticas "por la vida" ganaron, por primera vez, en las urnas.
Marta Moya Domínguez (*)
"Soy parte de un proceso, de una historia de lucha y resistencia que empezó con mis ancestros traídos en condición de esclavitud. Soy parte de la lucha contra el racismo estructural, soy parte de los que luchan por seguir pariendo la libertad y justicia. De quienes conservan la esperanza por un mejor vivir, de aquellas mujeres que usan el amor maternal para cuidar su territorio como espacio de vida, de quienes alzan la voz para parar la destrucción de los ríos, de los bosques, de los páramos", así se define en su página web.
Y es que Francia Elena Márquez Mina es muchas cosas. De niña quiso ser cantante, actriz, bailarina… incluso antropóloga cultural, para adentrarse en las raíces africanas que impregnan el Cauca, el departamento al suroccidente de Colombia del que es originaria. Sin embargo, la vida le llevó por otros ríos.
Concretamente es de la vereda de Yolombó, del corregimiento de La Toma, en el municipio de Suárez, de donde nació su compromiso con la tierra y con la vida de la comunidad afrodescendiente hace ahora cuatro décadas.
En un territorio marcado por la violencia, la presencia de grupos armados ilegales y los intereses extractivistas de grandes empresas mineras, Francia Márquez sintió desde su adolescencia, cuando empezó a codearse con el activismo ambiental, que su comunidad era, para otros, un obstáculo para el desarrollo económico de la región.
No obstante, decidió combatir esas amenazas y desafíos desde la defensa acérrima de las tierras ancestrales, un extremo que la condujo a estudiar la carrera de derecho.
La vida de esta mujer afrocolombiana ha estado regida por las lógicas de la lucha y la conciencia social y ambiental. En agosto de 2020, después de muchos años de trabajo en el territorio, lanzó un mensaje a través de Twitter en el que anunció su deseo de convertirse en presidenta de Colombia
En poco menos de dos años se ha convertido en un fenómeno político y social, con cientos de miles de fieles que la siguen a ella y a su filosofía de vida ‘Ubuntu’, una doctrina de pensamiento africanista basada en el amor, la solidaridad y la coexistencia social como medio para el cambio.
Por otra parte, su figura también ha despertado numerosas críticas, algunas con trasfondos racistas y machistas, y otras por razones ideológicas e incoherencias en sus discursos.
Sea como fuere, Francia Márquez no será presidenta, al menos de momento, pero sí aspira a convertirse en la primera vicepresidenta afrodescendiente de la historia del país bajo la fórmula del Pacto Histórico junto a Gustavo Petro, el candidato progresista que lleva meses liderando las encuestas de cara a los comicios que se celebrarán el 29 de mayo y, en caso de balotaje, el 19 de junio respectivamente.
"Márquez es la figura política más importante de los últimos tiempos, ya que su presencia en la contienda electoral, sus discursos y su agenda han permitido mostrar con crudeza el racismo, el clasismo y el sexismo que caracteriza el ejercicio político en el país", sostiene Angélica Bernal, doctora en filosofía y politóloga feminista.
Para Juan David Cabrera, experto en cuestiones de raza y género del centro de estudios socio-jurídicos Dejusticia, la candidatura de Márquez supone "un quiebre respecto al estereotipo racial tradicional".
"Es una mujer afro que está asumiendo la posibilidad de llegar a una Vicepresidencia, un liderazgo político en un país profundamente racista que normalmente no estaba atribuido al estereotipo de lo que se considera lo negro".
La tierra, el río y la raza, origen de su liderazgo socioambiental
Descendiente de familia de líderes comunitarios, Francia Márquez inició su activismo desde muy joven, cuando tenía 15 años. Creció entre el río Cauca y el río Oveja, al norte del departamento del Cauca, en el suroccidente colombiano. Esos ríos fueron el kilómetro cero de su lucha.
Las comunidades ancestrales de la región hacían su vida en torno al río: allá plantaban yuca, plátanos, café y se dedicaban a la minería en la época de verano.
Sin embargo, el territorio también era del interés de empresas extractivistas mineras, nacionales e internacionales, que incluso tenían titulaciones territoriales en detrimento de las comunidades afros, indígenas y campesinas locales.
Desde 1986, Márquez, junto a otros líderes ambientales de Suárez, se volvió la cara visible contra los desalojos de los territorios ancestrales de su comunidad, oponiéndose a lo que denomina como "minería inconstitucional", la cesión de licencias mineras a empresas extranjeras sin hacer las consultas previas con los habitantes locales y sin promover los estudios necesarios de impacto medioambiental.
Sus implicaciones en la defensa de la tierra le llevaron a estudiar derecho. Cuando apenas estaba iniciando la carrera, en el año 2009, una explotación minera iba a provocar el desplazamiento obligado de la comunidad donde residía, causa por la que Francia, ya erigida como lideresa territorial y ambiental, impulsó una acción de tutela ante la Corte Constitucional, que un año más tarde suspendió los títulos a las empresas mineras y, con ello, se evitó el desalojo de la población.
Esa pequeña victoria judicial no impidió que el río Oveja continuara siendo escenario de la minería ilegal durante los siguientes años. Para denunciar ese hecho y en defensa de los derechos de las mujeres y los pueblos negros, en 2014 Márquez dio por primera vez el salto a la escena nacional, cuando promovió y lideró la llamada ‘Marcha de los Turbantes’, una caminata de más de 600 kilómetros hasta Bogotá, a la que se unieron alrededor de 80 mujeres afros.
Una vez llegaron a la capital, se presentaron en el Ministerio del Interior y se declararon en asamblea permanente. Aunque fueron acusadas de atentar contra la seguridad nacional, sus reclamos fueron escuchados, y se terminó paralizando la operación que iba a alterar sus tierras ancestrales. Además, se reconoció a 27 Consejos Comunitarios del Norte del Cauca como sujetos de reparación.
"El territorio es la vida, y la vida no se vende, se ama y se defiende" ha sido uno de sus mantras desde el activismo y ahora también desde la política, a pesar de que el precio por defender la tierra suele pagarse con la muerte en Colombia.
Solo en lo corrido de 2022 ya van más de 70 líderes sociales asesinados en el país andino, según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz).
Un camino plagado de obstáculos
El compromiso de Francia Márquez para con el arraigo a su tierra y su comunidad ha estado también marcado por las dificultades que ha enfrentado como causa y consecuencia de su activismo.
A una precaria situación económica en el seno de su enorme familia, se sumó el hecho de que quedó embarazada cuando tenía 16 años de un hombre que desapareció después de conocer la noticia.
Durante los meses de gestación, la lideresa ambiental tuvo que seguir trabajando en la minería para ganar dinero para subsistir. Posteriormente, ya como madre soltera, inició sus estudios de derecho en la Universidad de Santiago de Cali, pero sus recursos económicos impidieron que terminara la carrera hasta 2020.
Márquez trabajaba por las mañanas en su municipio y en la tarde tomaba el autobús para ir a la facultad. Unos días no comía, y los que sí, no le alcanzaba para pagar el pasaje y llegar a sus clases.
A la edad de 20 años, volvió a quedar embarazada, pero el padre tampoco quiso asumir la paternidad.
Entre su labor como líder comunitaria y estudiante, Márquez reconoció en una entrevista al periódico local ‘El Espectador’ que de no ser por su familia y su ayuda con los menores, no habría podido llevar a cabo su liderazgo ambiental y social en el territorio, un desafío que provocó amenazas de muerte en su contra y que, en 2014, la obligó a desplazarse forzosamente a la ciudad de Cali con sus hijos y abandonar su casa.
En 2019, la lideresa, junto a otros miembros de la Asociación de Consejos Comunitarios del Norte del Cauca, fue víctima, presuntamente por disidencias de la guerrilla de las FARC, de un atentado terrorista con granadas de fragmentación y armas de fuego, un hecho del que salió ilesa.
Tras su salto a la primera línea política ha recibido hasta tres amenazas de muerte por parte de grupos armados ilegales. Incluso el presidente del Senado colombiano, Juan Diego Gómez, la llegó a calificar como una guerrillera.
Reconocimientos a su labor social y humana
"Francia ha luchado por su territorio, por su pueblo, pero también por las gentes indígenas y campesinas, ha resistido la economía extractivista de las transnacionales, ha sido víctima de amenazas de múltiples actores del conflicto interno y aún así ha seguido en una lucha que la ha vuelto un emblema porque expresa su palabra con dignidad, ya que la sustenta en la Justicia de sus denuncias, pero también en la claridad de sus propuestas", analiza la politóloga Angélica Bernal.
Y es que pese a los sacrificios, la labor de Francia Márquez ha sido premiada tanto a escala nacional como internacional en los últimos años.
En 2015, tras su exitosa ‘Marcha de los Turbantes’ el año anterior, fue galardonada como "Defensora del año" con el Premio Nacional a la defensa de los derechos humanos en Colombia.
No obstante, su reconocimiento más importante se dio en 2018, cuando recibió el ‘Goldman Environmental’ en Estados Unidos, el galardón equivalente al Nobel medioambiental, otorgado a líderes sociales que defienden y preservan el medioambiente y los ecosistemas.
Previamente habían recibido este reconocimiento, entre otras personalidades, las Abuelas argentinas de Plaza de Mayo o la activista ambientalista e indigenista hondureña Berta Cáceres.
Luego de ganar el premio Goldman, en 2019 el medio británico ‘BBC’ incorporó a Márquez como una de las 100 mujeres más influyentes del mundo, un destaque que también reconoció la Casa América Cataluña, en España, cuando le entregó el galardón Joan Alsina de Derechos Humanos por su defensa medioambiental y de los derechos de la comunidad afrocolombiana así como su contribución a la paz en Colombia.
Un viaje político que la catapultó como fenómeno
El periplo político de Francia Márquez más allá de los límites de su comunidad y territorio ancestral comenzó en 2014 en su marcha de mujeres afros hacia Bogotá, pero se afianzó en 2016, cuando tras ganar el Premio Nacional de derechos humanos, fue invitada a La Habana para participar, en nombre de la comunidad afrodescendiente, en el proceso de paz entre el Estado colombiano y las FARC.
Márquez apoyó la participación de los pueblos étnicos durante el proceso de paz, obteniendo como resultado en los acuerdos el conocido como ‘Capítulo Étnico para la Paz’.
Posteriormente, en 2018, se presentó como candidata a la Cámara de Comunidades Afro-Descendientes por el partido Consejo Comunitario Yurumanguí. Sin embargo, su propuesta no obtuvo el respaldo suficiente para ganar la representación institucional.
En paralelo a su trabajo como lideresa socioambiental, fue en 2020, en pleno contexto pandémico y tras el desgaste político del actual Ejecutivo del conservador Iván Duque, cuando Francia anunció su salto a la política nacional a través del movimiento "Soy porque somos", un concepto inspirado en la filosofía de raíces africanas ‘Ubuntu’.
Entonces, dijo que su “decisión de aspirar a la Presidencia no es caprichosa, es un sentir de los pueblos”.
Márquez se presentó a las consultas presidenciales que se celebraron en marzo de 2022 durante la jornada de elecciones legislativas, en las que los candidatos de las principales coaliciones medían sus fuerzas para ver quién quedaba como titular de cara a la carrera presidencial. Lo hizo con el partido izquierdista Polo Democrático y en la fórmula coligada del Pacto Histórico.
Petro y Márquez, Francia y Gustavo
Aunque Gustavo Petro, que lleva liderando los sondeos preelectorales durante meses, se hizo con la mayoría de los votos para postularse como candidato a la Casa de Nariño, la candidatura de Francia obtuvo más de 760.000 votos, resultando la tercera propuesta más apoyada por los electores colombianos de entre todos los candidatos de las distintas sensibilidades políticas.
Así las cosas, pese a los desencuentros con Petro durante la campaña de las elecciones legislativas y sus propuestas dispares en temas de género, principalmente, el gran respaldo que obtuvo Márquez forzó, de alguna manera, a que el candidato la nombrara como su fórmula vicepresidencial.
Entre las líneas base de la política que quiere implementar Márquez en caso de llegar a la Vicepresidencia está la redistribución de la riqueza, el impulso del diálogo con los actores del conflicto para buscar la paz integral, el fin del prohibicionismo de las drogas y la búsqueda de políticas plenamente antirraciales y feministas inclusivas para con todas las minorías.
"Lo que Francia representa es una lucha que une, no solo las opresiones del pueblo negro, sino a todos los pueblos oprimidos de Colombia, y en ese sentido representa una lucha contrahegemónica, contra el neoliberalismo, contra la estructura que perpetúa, de alguna manera, las desigualdades y la pobreza en los pueblos que tradicionalmente la han sufrido", apunta el experto Juan David Cabrera. "Petro y Márquez no se identifican de izquierdas, sino que proponen una política “por la vida”, añade.
"Desde luego no se puede caer en la ingenuidad de afirmar que, de llegar a ganar, el Pacto Histórico va a ser un proyecto político totalmente articulado y armónico, sobre todo porque el contexto por venir va a ser especialmente complejo en un momento de escalamiento del conflicto armado, de aumento de la pobreza y la desigualdad, de crisis económica y de un endeudamiento público extraordinario", afirma Angélica Bernal.
La politóloga, no obstante, cree que la de Francia Márquez es una "figura inédita" en el contexto político colombiano porque "conecta con sectores históricamente excluidos como los étnicos, campesinos, jóvenes, mujeres" y "aunque algunos de los sectores políticos opuestos la han subestimado y han tratado de restarle centralidad, no lo han logrado y ahora puede ser la primera vicepresidenta mujer afrodescendiente, lideresa social y ambiental, antirracista y feminista".
Por el momento, las encuestas favorecen a la fórmula Petro-Márquez, sin embargo, no les otorgan una victoria en primera vuelta al no alcanzar el 50% más uno de los sufragios en liza.
Márquez no está exenta de las críticas
Desde que su exposición pública se disparó, Francia Márquez no solo ha recibido halagos o buenas palabras por sus ideas y propuestas políticas, sino que también ha sido objetivo de las críticas por incoherencias en sus discursos y por plantear un escenario que muchos consideran "utópico".
Durante el mes de abril, una investigación sacó a la luz que la candidata a la Vicepresidencia es actualmente beneficiaria del programa ‘Ingreso Solidario’ que impulsó la Administración actual para subsidiar a las familias más precarizadas durante la pandemia.
Según el documento, publicado por el medio local ‘Revista Semana’, Márquez ha recibido 25 pagas que ascenderían a 4 millones de pesos colombianos, el equivalente a cerca de mil dólares, una ayuda a la que no ha renunciado aún.
Para los más críticos con la lideresa social, es hipócrita que Márquez critique al Gobierno por desatender las necesidades básicas de la población más vulnerable mientras ella cobra ese subsidio.
La lideresa socioambiental quiso, no obstante, aclarar el tema, confirmando que, efectivamente, sí cobra el ‘Ingreso Solidario’ y que lo seguirá haciendo porque según el programa "sigue siendo beneficiaria activa" por sus niveles de renta baja.
"Lo merezco como cualquier colombiano, porque no he sido una mujer rica y nunca lo he dicho. He sido una mujer empobrecida, que sola he sacado mis hijos adelante como muchas mujeres cabeza de familia", explicó Márquez en una entrevista en la emisora local ‘Blu Radio’.
En otros puntos de la investigación, se destaca que Francia está actualmente afiliada a un fondo de pensiones privado, un mecanismo que ella ha catalogado de "fracasado" y "corrupto". Su apuesta política, en consonancia con la de Gustavo Petro, pasa por reforzar los fondos de pensiones públicos.
En medio de la crispación de la campaña, Márquez salió a decir que lo publicado en la investigación no era más que “un intento por pisotear su nombre”.
"Para muchos de sus críticos sus propuestas son utópicas pero tal vez precisamente en eso radica que haya sido tan bien recibida por muchos sectores del país que necesitan un proyecto de país realmente distinto al que nos han propuesto los políticos desde hace más de 200 años, por difícil que parezca su realización", subraya Angélica Bernal.
La candidata del Pacto Histórico también ha recibido críticas racistas durante estas semanas. La más extendida ha sido la de la cantante colombiana Marbelle, una burla racista que se ha expandido por redes sociales y sobre la que Márquez ya ha hecho varias denuncias públicas.
“Eso a mí no me quita la fuerza. Eso no me desanima. Por supuesto, eso duele, eso lastima, eso hiere, porque el racismo mata, así como el machismo mata en este país”, afirmó Márquez tras haber sido insultada de manera racista a través de una llamada telefónica anónima.
"En general, las comunidades negras sí han mostrado su apoyo a Francia Márquez. No hay una homogeneidad absoluta, hay regiones del país que no han mostrado su apoyo a la candidata, por ejemplo en zonas del Chocó (occidente) y de la costa Pacífica", destaca el experto en cuestiones raciales Juan David Cabrera.
Halagada por unos y criticada por otros, el fenómeno Francia Márquez, que revolucionó la agenda política, se consolidó en las urnas en unos comicios históricos para la izquierda colombiana.
(*) France24